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martes, 6 de marzo de 2012

La DIVERSIDAD a través de la danza cuántica

La Danza- poética surgió de mi propia decantación, cuando fue viable conceder honor a la fuente de conocimientos que traemos como una impronta sólida, dominada por la autenticidad y, en espera de ser leída por nosotros mismos. Sus páginas orgánicas se constituyen de luz interna, del manifiesto de  energía consolidada con la experiencia y el fluir de la natura. Entonces, cuando me invadió la inquietud de trabajar para la DIVERSIDAD, al notar que mis alumnos necesitaban  códigos diferentes para crecer en el proceso educativo y que, más que docente con el manual de instrucciones catedrático, debía ser investigadora junto a ellos, comencé a trabajar intuitivamente las inteligencias múltiples en talleres y a “escucharme”. La experiencia fue maravillosa y me permitió el acceso a la creatividad manada de la conciencia y la divinidad del todo. Y si bien aclaro “me escuchaba”,  no era lo suficiente. Porque es más fácil hacer predominar al cerebro más lento- el intelectual-, en lugar de tener la certeza de que la empatía y la percepción que vamos desarrollando,  no se equivoca.    Y es en ese punto que comencé a sumar pequeños trances en mi salud, pero los suficientes para decodificar en el tiempo indicado. Así la danza curativa, cuántica o como quieran llamarla – para mí danza poética porque la descubrí a partir de la poesía  corporal- comenzó a florecer, eliminando de raíz los inconvenientes surgidos. Lo cierto es,  que sin saber hasta ese momento de curaciones cuánticas o sobre danzas antroposóficas, mi cuerpo me indicaba sobre ello, con el poder del pensamiento positivo, regida seguramente  por la unión armónica de los tres cerebros existentes en todo ser humano. Pude lograr canalizar mi energía con un mismo fin, con un único fin “el curarme a mi misma”. Por suerte no debí padecer más que unos meniscos rotos y una pérdida de voz discutida científicamente,  si era a causa de un hiatus o esbozo nodular,  con tratamiento contrario. Lo único que recuerdo es mi negatividad con respecto a la operación en ambos casos y a la medicación.  Por lo tanto me quedaba un camino, confiar plenamente en la fe y en mí. Lo primero que hice fue trazar una meta: aceptar la oferta de SALAC de presentar en el Obispo Mercadillo mi primer libro de poesías. Accedí con cierto temor pero segura de que debía emprender ese desafío, que no sólo implicaba estar preparada para el evento en un mes sino, recuperar mi voz para poder recitar, cantar y bailar según mis escritos. No me quedó más que ir  “conmigo misma” y sin exagerar, fue la experiencia más sideral después del nacimiento de mis cuatro hijos.
En síntesis: Cada uno de nosotros, tiene el conocimiento de cómo debe ser su vida, si  decodifica a tiempo y aprende que cada batalla es una sumatoria de  experiencias y no  fracasos a lamentar. Porque estar preparados para “tirarse a la pileta” sin ahogarse,  puede lograrse cuando sentimos la  certeza de necesitar hacerlo. No hay que apresurarse, sino trabajar como hormigas para que llegue ese momento culminante. Hablo con el corazón, con la humildad de quién aprende de sus propios pasos y con la ilusión de encauzar mi escuela “María del Rosario de San Nicolás” virgen a quien amo por sobre todas las cosas. La supremacía del instinto, me ha unido a la Fe a través del arte corporal. Aclaro que no la idolatro por su imagen o belleza, sino por sentirla en mis entrañas, como el aire fundamental que llega a todo mi cuerpo para darme la fortaleza justa del buen vivir. Es mi deseo lograr una escuela basada en la investigación de la naturaleza misma, fusionando materias que permitan  comprender que la educación es una herramienta perfecta para la vida, fundamentada en los pilares de la verdad, justicia, conciencia y amor. Así, al dar importancia a lo que sentimos muy dentro, sin ignorar el conocimiento supremo, descubriremos nuestro propio modelo de vida sin libertinaje, sin tristezas, sin ataduras.  Somos artesanos, componiendo la pieza única, que nos dé confianza plena en lo que hacemos. Porque actuar a conciencia es nuestra obligación, regirnos por las leyes universales que nos conllevan a la integridad es fundamental. Nada debe ser forzado si no queremos perder el equilibrio,  pero sí debemos encauzarnos a través de la buena doctrina y la humildad. El amor hace sonar la cuerda, que se une a otras, en una sintonía perfecta. Somos capaces de respetar a la humanidad de la manera más sencilla y perfecta, si descubrimos que la perfección surge de la imperfección y nada es más perfecto que el amor. Lo descubrí  cuando  la partitura que había “tirado”, fue reciclada con esmero y basada en la pureza y sencillez más agraciada, para brotar la mirada más limpia.  La fealdad no existe cuando registramos que la mirada es el reflejo del alma – lo sostengo-  y sentimos que hay una red universal de la cual somos parte única, donde todos podemos  alimentarnos y retro-alimentarnos. Aprender a vivir sin temores, sin ataduras, es ser libre en el amor y la conciencia a fin de nunca dejar de ser parte de este universo, basado en la sabiduría del ser. Mis palabras, aunque parezcan muy filosóficas, son sinceras, son viscerales, por eso me atrevo a plasmarlas en este escrito. Gracias por leerlas e intentar comprenderme. Me desperté a las cuatro de la madrugada para decirles esto, sin programación anticipada.  ¡Los quieroooooo por ser parte de este “TODO” al cual pertenecemos sin competencias de ningún tipo!
                                            Sony